TEATRO
Entrevista
a Laura Esteban, directora de escena de Trinidad
"Creemos
que aún es necesario visibilizar la diversidad afectivo-sexual y a nosotras nos
toca hacerlo desde nuestro terreno: el teatro"
El
montaje puede verse en Nao 8 durante el mes de julio. El texto de Ana Fernández
Valbuena, en palabras de Esteban, "hace visible a un colectivo (el de las
mujeres homosexuales) que durante el franquismo fue invisible".
Remitimos
al lector a la crítica que sobre la obra se ha publicado en este mismo medio.
¿Por qué Trinidad?
El
texto llegó a mí casi por casualidad. En ese momento estaba montando para clase
una escena de Closer, donde había una pareja heterosexual, y yo estaba
tremendamente aburrida de trabajar este tipo de relaciones. Por eso, cuando vi que
proponía un nuevo modelo de relación y, además, entre tres mujeres, enseguida
quise verlo en pie. Más que una cuestión de gusto, era de necesidad: necesitaba
montar la obra.
¿Qué cuenta esta obra, ambientada en los
años 60, al espectador de hoy?
En
primer lugar, visibiliza a las mujeres lesbianas que a ojos del franquismo no
existieron, pero sí que las hubo, es evidente. Además, es un ejemplo de mujeres
valientes que renunciaban a muchas cosas para poder vivir lo que querían. En
relación con la actualidad, es verdad que ahora hay muchas más libertades en
España respecto a la diversidad afectivo-sexual y, sin embargo, seguimos viendo
ataques a parejas de diferentes preferencias sexuales. Creemos que, como decía,
aún es necesario visibilizar y normalizar (aunque esta última sea una palabra
feísima) la diversidad afectivo-sexual y a nosotras nos toca hacerlo desde
nuestro terreno: el teatro. Por otro lado, también está el tema de lo
económico, pero sería desvelar la obra…
Tras ver la obra, se
aprecia un gran trabajo en la dirección de actrices. ¿Cómo has abordado este
aspecto?
El
texto es brillante: elegante, con muchísimo subtexto, bien medido… A veces
calla más de lo que cuenta y tiene un conflicto cuidado que va enganchando al
público. Ana trabaja mucho sus obras y se nota. Teniendo esto en cuenta, era
evidente que lo importante de la obra está en las actrices, que son ellas
quienes tienen que desarrollar lo que ocurre en escena y llevarse toda la
atención: no hay grandes efectos, no hay tramoya, solo elementos alrededor que
nos hablan de la época y que, de este modo, apoyan el conflicto. En este
sentido, la gran parte del trabajo fue de dirección actoral: aclarar las
relaciones, las circunstancias dadas tan importantes, quién es cada una y qué
supone para las otras, cómo es esa relación… Una vez que todas estas cosas
estaban claras y se había analizado el texto, con el paso de los ensayos y
probando diferentes cosas todo empezó a crecer. A veces el trabajo era casi
individual, para trabajar reacciones muy determinadas que no terminaban de
salir, pero tenemos tanta conexión en el equipo que enseguida salía. Como en la
obra, en las compañía, a nivel actoral, cada una toma de la otra lo que
necesita.
Trinidad trata varios temas: el
dinero, las convenciones, el amor... ¿Tu montaje busca destacar alguno de
ellos?, ¿dirías que uno de ellos sobresale sobre otros?
La
idea que vertebra la propuesta y que consideramos que contiene todos los temas
de la obra es “hasta dónde somos capaces de llegar para mantener lo que
queremos”. Con todo, podríamos decir que el tema del amor es el que predomina
en nuestro montaje, ya que es el motor de todo lo que ocurre.
Vemos en tu estilo de
dirección que apuestas por la sobriedad, por ceder el protagonismo a la
historia. ¿El director de escena ha de hacerse “invisible"?
Depende.
Me encantan los directores y directoras con una firma muy determinada que hacen
montajes que, cuando los ves, dices: “no puede ser de otra persona”, como hace
Bob Wilson. En estos casos, siempre se ve la mano del director o directora,
aunque sea de manera estética. En nuestro caso, la historia y los personajes de
Trinidad nos gustaban tanto que consideramos que lo mejor era echarse a
un lado y dejar que pasaran delante. Es cierto que en otros montajes quien me
conocía me veía detrás (ya fuera por la elección estética, el espacio sonoro,
etc.), porque me interesa mostrar otras cosas, pero, en este caso, lo mejor era
darle total protagonismo a la historia y a las Trinis.
Llama la atención tu
juventud. ¿Qué te ha llevado a dedicarte a la
dirección de escena.
Siempre
me ha gustado mucho el Arte, creo que era inevitable que acabara aquí. Aunque
ahora esté en la RESAD, yo estudié Filología Hispánica y quería ser profesora
en la Universidad pero, al igual que Ángela en la obra, el año del Máster me
pregunté: “¿qué estoy haciendo aquí?” y decidí huir al teatro. Elegí Dirección
de escena porque, para mí, supone un arte total e integrador: hay que saber
literatura, pintura, música, historia, etc., y, además, tener nociones de
iluminación, escenografía, movimiento… Necesito estar aprendiendo
constantemente y poder aglutinar diferentes artes para contar algo, para
transmitir ideas. Quizá no estoy tan alejada de la enseñanza.
¿Cuáles son tus influencias principales como
directora?
Quizá
aún sea pronto para contestar a esto, pero, ahora mismo y más allá de Trinidad,
tomo cosas de Bob Wilson y Marina Abramovic. Me inspiro en Pedro Martínez
(Pedro Lagarta) y pongo en práctica lo
que aprendo con mi mentora: Celia León.
Teniendo por delante una
carrera tan prometedora, ¿qué obra
te gustaría
llevar a escena?
Creo
que mi gran reto sería Sweeney Todd, el musical de Sondheim, pero aún
tendré que esperar para poder abordar un trabajo así. Me gustaría poder tocar
algo de teatro clásico y darle una vuelta, hacerlo contemporáneo, quizá Ana
Caro o María de Zayas. Pero, sobre todo, quiero explorar ahora el teatro que va
más allá del texto, trabajar la plástica, lo posdramático y lo performativo.
¿Estás trabajando en algún
proyecto nuevo?
Siempre
hay algo en mente. Tengo pendientes de leer un par de obras para ver si empiezo
a trabajar alguna, y un texto breve de un compañero. También estoy escribiendo
una obra a la que le tengo que dedicar mucho tiempo y que, si sale, me gustaría
dirigir.
¿Se puede vivir en España del
teatro?
El
año pasado Ignacio García May nos decía que sí, que no te haces rico pero que
se puede. La gran mayoría no buscamos hacernos millonarios con el teatro, pero
nos gustaría pensar que sí podremos vivir de ello. Parece que lo mejor es
buscar otra cosa como complemento, otro trabajo que te permita seguir haciendo
teatro.
Para terminar, por nuestra
parte, recomendamos a todos los lectores que vayan a ver Trinidad. ¿Qué espectáculo nos recomiendas tú?
Hablan
muy bien de La respiración de Alfredo Sanzol, que está estos días en La
Abadía, e Incendios (dirigida por Mario Gas) también va a volver
al mismo teatro. Hace nada salió la próxima temporada del CDN y había cosas muy
interesantes… Aún tendremos que esperar para ver qué tal. De todas formas, hay
que perderle el miedo al teatro alternativo y al de las pequeñas salas. Yo
recomendaría ver la propuesta que ha hecho Javier Rojo a partir de Maribel y
la extraña familia, en la sala Azarte. Hay que empezar a mirar con otros
ojos a los clásicos.
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